¡Hola Maximo! Te fuiste de nuestras vidas el 23 de febrero a las 10.00 horas de la mañana y te juro que no hay día que no te recuerde a mi lado: mi guardián del Ser. Te confieso que has dejado un enorme vacío, los «tres mosqueteros» (tal como nos llamábamos) ahora son dos, y sin tí hemos de continuar caminando, no será fácil te lo aseguro: sin tus miradas, sin tus cariños, mimos y demás muestras de amor. Eras todo amor, alegre, juguetón, aunque con carácter cuando hacía falta, y tremendamente fiel, dócil y respetuoso. Supongo que no habrá sido fácil para ti el tener que acompañarme en ciertas…